lunes, 29 de diciembre de 2014

COLINA ABAJO

Llevo días intentando escribir una nueva entrada, pero por más que lo intentaba nada, que no estaba inspirada. Y al final, mientras miro por la ventana de mi habitación se me ha ocurrido este tema. He mirado un poco más allá de los edificios y las torres, hasta que me he topado con la Sierra. Hoy el sol ha dejado que vea como está cubierta en la cima de una capa blanca.



Esto me ha hecho recordar cómo se disfrutan los días en la nieve. Tanto a los que nos gusta esquiar o hacer snowboard, como a los que prefieren tirarse en trineo y lanzarse bolas de nieve. Quién no se pondría ahora mismo un gorro y un anorak, y se iría a pasar unos días en la nieve. O aunque fuese una escapada de un día. Recuerdo la emoción de levantarte a las siete y media de la mañana, vestirte como una cebolla y coger un autobús que te suba hasta la estación (o coche para los que van con sus familias o tienen carnet de conducir, que debería ser mi caso...). Y entonces ves la nieve después de un año. Mientras subes en el telesilla y ves como la gente baja la pista a toda velocidad, te entra un cosquilleo. 

Baqueira/Beret, Valle de Arán.
Ya sea por la emoción de saber que estás a un paso de tirarte montaña abajo por fin; o por la duda de si te acordarás de hacerlo, o acabarás bajando haciendo la croqueta. O en el caso de los más pequeños, cuando suben enganchados al telebaby muy concentrados en que no se crucen sus esquís y tengan que paralizar a toda la fila. Y ansiosos por soltarse de la percha para tirarse en hilera detrás del monitor. Eso sí, al final del día acababas con los muslos sobrecargados de hacer tanta cuña.

Sierra Nevada, Granada.

Y al fin llega el esperado momento en el que te bajas del telesilla, eso sí, lo más rápido posible para que no te arroye de un golpe al dar la vuelta para volver a bajar (todos conocemos la historia de alguien que se ha tropezado al salir del telesilla o se ha bajado antes de tiempo, y mientras tú estabas parado en suspensión en el telesilla preguntándote qué pasa y con la nariz roja esperando a que arranque de nuevo).  Entonces  miras hacia abajo, ansioso e inseguro a la vez, y tras unos segundos de reflexión en los que llegas a la conclusión de que ya no hay vuelta atrás, coges y te lanzas.
Cerler, Huesca.

Y te das cuenta de que hay cosas que por mucho tiempo que lleves sin hacerlas no se olvidan. Y te sientes ligero mientras dejas que la nieve te deslice con tu tabla o esquís, y te ríes en las caídas tontas y disfrutas del frescor de la nieve cuando te salpica. Y así pasan las horas, entre pista y pista, hasta que te das cuenta de que tienes que recargar energías para seguir. Aparcas tus esquís en la típica cafetería de pista, y con tus gafas de sol disfrutas de las pedazo de vistas que hay desde la terraza.

Gafas de sol polarizadas, Hawkers.
Y sí, al final del día terminarás con toda la marca de las gafas en la cara y con unas agujetas increíbles. Pero aún así tendrás ganas de más. Son días para disfrutar con la familia, amigos y novios. Y aunque haga frío cada estación del año tiene su lado bueno.

Gorro Carhartt

Anorak Napapijri

Botas UGG

Casco Roxy

Calcetines Roxy

Tabla de snowboard Salomon

Con mucho amor y muchas ganas de nieve, L.

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