de la caducidad del paraíso,
tolerar la intermitencia de la felicidad,
no meternos más en la boca la palabra porvenir
y agradecer que estés aquí
ahora." Marwan
Hay muchas cosas día a día que nos hacen sentirnos en nuestro propio paraíso.
Por ejemplo, ese momento después de un examen en el que te sientes libre, te salga bien o no, al menos tienes la satisfacción de haberlo intentado y una buena excusa para salir a celebrarlo. Esas cervezas con tus amigos en una terraza disfrutando de los primeros rayos del sol de Abril, donde cualquier tema de conversación te parece interesante. O esos planes al aire libre en pleno invierno donde lo único que sientes es el calor de quien quiere compartirlos contigo. Eso que tanto tiempo llevabas esperando y que por fin, cuando menos te lo esperas aparece, para ti. Cuando habías perdido la esperanza en algo y entonces aparece de nuevo para sorprenderte, y agradeces haber estado equivocado. Cuando suena tu canción favorita en el momento justo. Cuando recibes ese mensaje en el mismo momento en el que pensabas escribirle tú. Los nervios antes de un primer encontronazo y la adrenalina de los planes improvisados que al final salen mejor que si los hubieses planeado durante un mes. Sentir tanta complicidad con alguien como si le conocieras de siempre. Saber que siempre vas a tener a alguien con quien poder contar para cualquier cosa porque no te va a juzgar. Poder dormir doce horas o no dormir en toda la noche. Atreverte a decir eso que llevabas tanto tiempo pensando. Saber que aún te quedan muchas cosas que hacer por primera vez y por compartir. Los besos inesperados, bailar, los reencuentros, ver atardecer...
Todas estas cosas me hacen sentir un poquito más cerca del cielo.